3 cosas por las que no preocuparse al aprender inglés


A veces el inglés nos trae de cabeza, ¿verdad? Alumnos por todo el mundo quedan atónitos ante la poca lógica de su escritura, las excepciones que tiene cada regla, y los phrasal verbs que frustran tanto como intrigan. Sin embargo, a pesar de todos estos obstáculos, hay algunos conceptos que sencillamente no existen en inglés, aunque sean parte de otras lenguas. Hablemos de las cosas que los angloparlantes encuentran complicadas cuando ellos aprenden español.

El inglés es bastante peculiar por contar con sólo una forma de dirigirse a los demás. En español tenemos tú, usted, vosotros, ustedes y vos; en francés, tu y vous; y en alemán, du y Sie. De hecho, casi todos los idiomas indoeuropeos tienen alguna variante de esta variedad. Al contrario de lo que pueda parecer, el uso de you no es siempre equivalente al tú informal del español. You es completamente neutro: no es formal ni informal.

Pero esto no fue siempre así: originalmente, you se empleaba como pronombre de cortesía o para referirse al plural, como el vous francés. Hace siglos, el inglés contaba con su propia versión de tú: thou (pronunciado “zau”). El adjetivo posesivo era thy (“zai”) y el pronombre posesivo, thine (“zain”). Cayó en desuso hacia el s. XVIII y hoy sólo se encuentra en textos religiosos y literatura clásica. Por ejemplo, los Diez Mandamientos están escritos con esta voz: Thou shalt not steal (No robarás). En la lengua hablada es rarísimo hoy en día, más allá de algunos dialectos en el norte de Inglaterra, Escocia e Irlanda del Norte. Y, a pesar del uso universal de you para singular y plural, habrá ocasiones en que el resultado sea ambiguo. Si necesitas que quede claro, puedes emplear you both y you all; en EEUU es habitual la contracción y’all, incluso all y’all cuando se busca referirse a absolutamente todos los presentes. Pero es muy útil que you sea tan amable como amigable, porque evitamos las meteduras de pata que pueden acompañar el tener que elegir entre niveles de formalidad.

Otro rasgo del que carece el inglés moderno es el género gramatical. Aunque la mayoría de idiomas europeos separan sus sustantivos en formas femeninas y masculinas, el inglés no lo hace. Sin embargo, como ocurría con el thou, esto no siempre fue así. El inglés antiguo tenía tres géneros: masculino, femenino y neutro, igual que el alemán actual. Para finales del s. XIV esta variación había desaparecido. Como consecuencia, esta es una de las mayores dificultades para los angloparlantes que buscan dominar otros idiomas. Más de un alumno de primaria, en sus clases de francés, ha quedado profundamente confuso al ver que una casa es femenino, pero un puente es masculino, sin razón aparente.

Las conjugaciones en inglés también son más manejables que en muchos idiomas europeos; otra complejidad que se suavizó con la evolución al inglés moderno. Y se calcula que tan solo un 3% de los verbos son irregulares. Ahora bien, antes de descorchar el champán recordemos que ese pequeño porcentaje incluye los verbos de uso más común, así que no pierdas de vista esa lista (ni olvides la -s final en el presente simple…).

En conclusión: a pesar de todo el trabajo duro, los ceños fruncidos y las noches hincando el codo, a veces el inglés te da un descanso.